Languedoc-Rousillon

Hoy os propongo algo nuevo. 

Tomáos al menos una semana de vacaciones, o dos o tres si podéis (aunque tampoco quiero pasarme de ilusa), coged vuestro coche; nada de excursiones programadas en buses superpoblados con guías sobreactuando u ofertas de findesemana en avión. Solo vosotros, el coche y el GPS, o un mapa si sois unos nostálgicos sin remedio. Como provisión, buena música. ¿Destino? Languedoc-Rosellón. ¿Os suena? Casi seguro que no. ¿Y carcassone? ¿Qué me decís de Nîmes, Montpellier? Probablemente esté empezando a haceros cosquillas en el cerebro, algunos ya habréis oído de estos sitios, otros no, no importa, de ellos os voy a hablar y a ellos nos dirigimos, así que programad y poned rumbo a Francia. 

Río Gardón de paso por las Cévennes
Como muchas otras provincias mediterráneas tiene una rica historia cultural. Celtas, cómo no los romanos, vándalos, visigodos, aquitanos, aragoneses, los misteriosos cátaros, los rebeldes camisards… han moldeado la región. Pero aparte de su historia, no podemos olvidar su geografía, empezando por playas mediterráneas, hasta su límite motañoso con España y Andorra, encontramos parques naturales tan característicos como las Cévennes o la Camarga. 

Empecemos sacando nuestro calzado de senderismo. Incluso si no sois amantes de los deportes, seguro que no podréis resistiros a un pequeño paseo por sus parques. Al principio pensé en hablaros de los Pirineos. Merecen una mención especial. Pero luego me di cuenta que casi todo el mundo debe, al menos, conocer un poquito de ellos, así que finalmente decidí hacer más incampié en otro parque natural menos conocido. 

Como el Parque Nacional de las Cévennes. Alejémonos ahora de la frontera con España y de la costa y adentrémonos  en Francia, vais a llevaros una increíble sorpresa, os lo aseguro. Las Cévennes son una reserva de la biosfera con más de 321000 hectáreas. Es todo montañas que van desde 300 metros hasta su pico más alto de 1700 metros, con una rica vegetación y fauna que las cubre; tiene ancianos volcanes, aunque no esperéis ver los cráteres, pues están cubiertos por bosques, crestas coronadas por castillos, prados, cuevas, arroyos, cascadas…

Menhires y dólmenes… ¿Perdón? Sí, sí, de hecho, si estáis cerca del monte de Lozère, vais a encontraros en la segunda mayor concentracion de menhires de Europa. Como los de Bondons de Cham, los más famosos. Estas grandes piedras verticales,  vestigios del hombre desde el neolítico, comparten una característica con sus homólogas en otras partes del mundo: son un misterio. Simples guías, políticas, representación religiosa, fertilidad… Probablemente nunca lo sabremos, lo que añade cierto atractivo al lugar. Los dólmenes no son los únicos vestigios humanos que podréis encontrar en el parque. Desde los romanos, pasando por la Edad Media, hasta hoy en día, las montañas han sido y siguen pobladas. Así que mientras visitamos sus preciosos pueblitos floreados entre montañas, veremos antiguas iglesias y ruinas de castillos. Es tan simple como escoger cualquier punto en el mapa y dirigirse a él en coche (atención con algunas carreteras, son en doble sentido y son increíblemente estrechas). Te vas a maravillar con sus gargantas, ríos y espectáculos naturales. 

Vista desde el centro metereológico del Monte Aigoual (también castillo), en las Cévennes 
No podemos alejarnos de las Cévennes sin antes conocer un importante suceso de la historia que aconteció entre estas montañas. Os tengo que situar un poco antes. Siglo XVI, las Guerras de Religión francesas. Un gran cambio estaba sucediendo en Europa. España, firmemente católica, estaba perdiendo su hegemonía a favor de Inglaterra, con su atrayente protestantismo, y Francia tenía que tomar partido. Estas guerras acabaron cuando Enrique de Borbón se convirtió al catolicismo al subir al trono y firmó el Edicto de Nantes que daba cierta libertad religiosa a los hugonotes, es decir, aquellos que practicaban el protestantismo. Pero apenas unos años más tarde, este edicto fue revocado por Luis XIII, lo que desembocó nuevamente en fuertes revueltas en el país. Mientras tanto, en lo más profundo de las Cévennes, una serie de llamados “profetas” fueron proliferando. Aseguraban tener visiones que los impulsaban a pedir la libertad del protestantismo. Consiguieron muchos seguidores que se hicieron llamar los “camisards” por sus camisas de lino. Los había blancos, represando a los católicos y los llamados negros, siendo éstos últimos los que se alzaron en armas contra el rey pidiendo que el edicto de Nantes volviera a ser restituido. Tras 22 años de lucha, este orgulloso pueblo consiguió algo que pocos antes habían logrado: la libertad religiosa. Las Cévennes se convirtió en una pequeña comunidad protestante con su propio ministro en plena Francia católica. Si os interesa la historia, durante el verano hacen pequeñas obras de teatro al aire libre. En pleno bosque en la noche encienden velas y luces, y actores representan la lucha de la que ese mismo paisaje fue testigo hace cientos de años. Muy recomendado. 

Monte Bouquet
Cascadas de Roque sur Cèze
Vamos a abandonar las Cévennes y a dirigirnos un poco al este. A medida que nos alejamos, el terreno se vuelve más plano. Es una buena idea pasar por el monte Bouquet y ver este abrupto cambio antes de nuestro siguiente destino: La Roque sur Cèze. Está incluido como uno de los más bellos pueblos de Francia, y creedme, no es por gusto. Este pequeño pueblito parece desprenderse de las laderas de una roca sobre cuya cima se encuentran las ruinas del castillo, sus casitas de piedra amarilla y contraventanas de colores os traerán brisas provenzales de la región próxima. No olvidéis visitar sus curiosas cascadas.

Seguimos nuestro camino hacia el sur, y cuando lleguemos al otro precioso pueblo de Uzés,  si tenemos suerte iremos a su famoso mercado, visitaremos su palacio ducal y su peculiar campanario pero cuando queramos atravesar el río Gardón, nos vamos a encontrar otra gran sorpresa. Le Pont du Gard, el puente romano más grande del mundo. Conservado en perfecto estado, este antiguo acueducto, que sirvió como puente, no solo sigue en pie, sino que desempeña aún esa función. 

Le Pont du Gard
Y es que no podemos visitar esta desconocida región e ignorar su pasado romano del que quedan numerosos vestigios. Nìmes es uno de ellos. De hecho, si por algo es conocido Nìmes, es por los numerosos monumentos romanos que conserva. Aparcad el coche en la plaza del anfiteatro, totalmente restaurado  del s.I a.c, dirigíos andando hasta la Maison Carré, y echaos una siesta en el clásico parque de La Fontaine, reponed fuerzas para subir hasta la torre Magna, desde donde podréis apreciar Nìmes 
 desde lo alto.  

Otra ciudad que podéis visitar si sois amantes de la cultura clásica es Narbona, pues guarda restos de la Via Domitia. La primera calzada romana en atravesar la Galia. Para los romanos, Narbona se convirtió en el punto de inflexión donde podían seguir hacia España o dirigirse en dirección Toulouse. Hoy en día lo sigue siendo. Narbona tiene también la tercera catedral más alta de Francia. 

Anfiteatro de Nîmes http://www.ot-nimes.fr/index.php?id=40&L=2

Carcassonne

Pero antes de volver a la costa, no podemos olvidar uno de los momumentos más famosos de Francia. Carcassone. Para hablar de Carcassonne, tenemos que saltar unos siglos atrás y conocer a los cátaros. Las cruzadas no solo fueron en oriente, algunas de ellas se desarrollaron en el corazón de Europa. Los cátaros eran una religión llegada de oriente de los restos de antiguos cristianos cuyas ideas, que no concordaban con la religión católica tradicional, fueron expulsadas por Bizancio. Promulgaban que la vida material era diabólica, creían en la reencarnación y buscaban una vida ascética, sin ser corrompida por el mundo, lo que les llevaría a escapar del mundo material y alcanzar el mundo espiritual. Esta religión encontró refugio y echó raíces en la región. Protegidos por el Conde de Tolosa, la Iglesia los declaró enemigos, y comenzó una cruzada contra ellos. Cuando el Conde de Tolosa perdió casi todos sus feudos, los seguidores cátaros quedaron muy mermados. Finalmente la Inquisición terminó a base de hogueras con sus últimos seguidores y la religión despareció… ¿o no? Si quieres descubrirlo, tenemos que dirigirnos al País de los Cátaros y seguir su ruta, donde podremos visitar las ruinas de los castillos que nos dejaron como recuerdo. Como Carcassone o los cuatro castillos de Lastours, cuatro castillos a 300 metros de altura, rodeados por el río, donde podremos hacer una caminata de 2 horas y perdernos entre el pasado y la naturaleza. 

Una de las calles del centro de Montpellier
Finalmente nos queda su costa. Desde Coillure, un colorido pueblo portuario, con su fortaleza, conocido también por ser donde fue enterrado Antonio Machado (sí, ese mismo), podemos ir visitando localidades costeras como Sète, la ciudad de los canales francesas, hasta llegar a Montpellier. La capital. Montpellier es un cruce entre lo moderno y lo antiguo, es dificil definir en qué epoca te encuentras si paseas por la ciudad. Los aires de ciudad europea cosmopolita nos acompañarán si llegas a la ciudad por el barrio Antigone, el sueño de un arquitecto hecho realidad, un barrio planificado hasta el último de sus rincones neoclásicos con sus fuentes y jardines, y te despertarás casi sin darte cuenta en el centro histórico medieval y renacentista. Si en algo se destaca esta ciudad desde sus orígenes es en lo abierta culturalemnte que ha sido. Si amas la medicina (o eres fan de lo gore), pide por adelantado una visita a la universidad. Estarás pisando una de las más antiguas universidades de medicina en el mundo. Siempre abierta a diferentes ideas y religiones, alguno de los más destacados personajes que han pasado por sus aulas han sido Guy Chauliac, el cirujano más importante de la Edad Media, que escribió Cirugía Magna y creador de la cirugía moderna (estudiado hasta no hace mucho), Charles de L’Ecluse, uno de los fundadores de la horticultura y creador de los primeros jardines botánicos de Europa, o por ejemplo Nostradamus, que fue expulsado de ella, aunque más que por médico, fue conocido por su ocultantismo y profecías. Hoy en día, sigue teniendo un importante peso cultural. Así que salid una noche, poneos vuestras mejores galas, pasead por sus calles empedradas, cenad en alguno de sus restaurantes y ved algun espectáculo en la Plaza de la Comédie, daos ese lujo. 

Catedral de Montpellier desde la Universidad de Medicina
Por último, si continuamos al este conoceremos La Petite Camargue, la parte de la Camarga que pertenece a Languedoc. Es un parque natural  mundialmente conocido por su sal. Acerquémonos a Aigues Mortes, un pequeño pueblo amurallado que servía de entrada a sus preciadísimas salinas. Veremos lagos rosas, caballos espléndidos y salvajes y toros rápidos y elegantes, playas casi vírgenes... Terminad vuestro viaje dirigiendo el coche entre sus estrechas carreteras entre marismas hasta el mar. Dejad el coche a un lado y dejad que las aguas del mediterráneo os cubran antes de decir adiós. Vuestro viaje al desconocido Languedoc Rosellon ha terminado. 

Ahora llega lo más importante. Te he ido dando nombres sueltos, lugares, curiosidades históricas para abrirte el apetito. Ahora quiero que los olvides, que se te queden como una pequeña sombra en tu mente, nada más. Al principio te dije que no quería que hicieras un viaje guiado, así que te repito: olvídalo todo. Coge el coche, haz el viaje solo o en compañía y asómbrate por ti mismo. Éste viaje en el que te recomiendo que te tomes al menos dos semanas, yo lo hice en dos años. Vine sin saber nada de aquí, mi coche, mis maletas y sola. Muy al principio a veces mi única compañia fueron mis excursiones y la música. Descubrí una región que no me esperaba y me sorprendió, con suerte, con el tiempo, conoces gente que te ayuda a empaparte un poco mejor de ella y que te ayuda en tus momentos más solitarios. Pero hoy, camino de vuelta tras dos años, decidí rendirle un pequeño homenaje a esta región en ocasiones infravalorada. Así que aquí está mi invitación; si vas, dale recuerdos de mi parte. 

Alés, 3 de junio del 2017. 




Roque-Sur-Cèze
Aigues-Mortes (La petit Camargue)
Castillos de Lastours (Ruta de los Cátaros)
Pueblo de Collioure
Pueblo de Uzès desde una de sus famosas torres


Colibrí

Comentarios

  1. Preciosa y precisa descripción de ésta fantástica y por su naturaleza impresionante región de Francia que tuve el privilegio de conocer de tu mano y corazón.
    Carlos Álvarez

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