Desierto y carretera. Marruecos - Parte II

Kasbah Taourirt - Ourzazate

Así que al día siguiente madrugamos, cogimos el coche y nos fuimos de Marrakech. (Aquí la primera parte del viaje).

A pesar de que todo el mundo nos había dicho que bastaban un par de días para la ciudad, se nos quedó alguna cosa por ver. Pero como nos decían los locales, así volvéis.

La idea era llegar a Merzouga tras dos días siguiendo la Ruta de las Mil Kasbahs, para dormir entre las dunas del desierto de Erg Chebbi, y de ahí subir a Fez y terminar allí el viaje. A pesar de tener muy claro lo que queríamos ver, por diferentes razones terminamos sin visitar alguna ciudad/pueblo que teníamos planeada, pero descubriendo también tesoros que no estaban en nuestro mapa. Os voy a contar sólo lo que sí vimos.

Dependiendo de a quién le preguntes, "La Puerta del Desierto" de Marruecos puede ser cualquier ciudad del país. A nosotros nos dijeron que era Marrakech. Lo cierto es que tardamos bastante en ver desierto de verdad, pero sí que el paisaje que rodea a la ciudad te empieza a transportar: tierra roja plagada de cactus y palmeras, alguna que otra pequeña montaña, mucho polvo. Una de las cosas que más nos sorprendió del viaje fue la gran cantidad de paisajes completamente diferentes que vimos en sólo tres días al volante. No nos imaginábamos tanta variedad.



Pasamos por muchísimos micro-pueblos, todos con su minarete y algún puesto de fruta o rocas para turistas. Paramos varias veces en miradores, quizá demasiadas, para fotografiar los valles rojos y verdes que se extendían ante nosotros bajo el sol. Nos adentramos en la cordillera del Gran Atlas y las montañas se fueron transformando ante nuestros ojos. Sufrimos atascos interminables en carreteras onduladas de un solo carril. Tras muchas curvas y muchas kasbahs en ruinas, llegamos por fin al ksar que nos interesaba. Estábamos en Ait Ben Haddou.






Un ksar es un pueblo fortificado formado de muchas kasbahs de adobe, que son a su vez pequeños núcleos urbanos también fortificados. O eso entendimos. Este es bereber, y se mantiene en buen estado gracias al turismo y a que es un excelente emplazamiento para el rodaje de películas. Ha sido escenario de cine y televisión durante años, de lo más reciente, Juego de Tronos. Sin duda, de lo mejor de todo el viaje. Comimos al pie del ksar, pensando que nos metíamos al restaurante más turístico de todos, y, aunque probablemente lo fuera, fue donde mejor y más barato comimos en Marruecos.

Volvimos al coche y nos fuimos a Ourzazate, otra de las "Puertas del Desierto". Visitamos la Kasbah Taourirt, menos impresionante por fuera, pero pudimos recorrer sus habitaciones. Dimos una vuelta por un pequeño zoco y con la puesta del Sol, que era a las 6 de la tarde, al coche de vuelta para llegar a Boumalne Dades a dormir.




Todo fue bien hasta que las luces del coche empezaron a fallar. Algún contacto no funcionaba bien, y cada vez que había un bache o que daba las largas para ver mejor (porque aparte de estropeadas, estaban muy mal niveladas y apuntaba cada una para un lado), se apagaban y nos quedábamos completamente a oscuras. No llegó a ser peligroso de verdad en ningún momento, pero era estresante. En los pueblos, la gente camina por la carretera aunque no haya ninguna luz, y vestidos de negro, así que nos aparecían de repente niños, bicicletas y animales a escasos metros del coche. Llegamos sin sustos hasta el albergue, a unos kilómetros del centro de Boulmane Dades. Y lo supimos porque nos lo dijo el GPS y un cartel en el último momento, porque no se veía nada.

Uno de los albergues más bonitos en los que he estado, simulando adobe y con ¿letras? tifinag (el alfabeto bereber) por todos sitios. Uno de los dueños se sentó con nosotros mientras esperábamos la cena, y tardó cinco segundos en enterarse de que la noche siguiente íbamos a Merzouga y no teníamos reservado nada allí. Tenía un primo, nos dijo, con dos dromedarios que organizaba justo lo que queríamos por justo el precio que esperábamos. Era majo, le dijimos que sí. Recordad esto.

La mañana siguiente descubrimos que estábamos ante un valle precioso con campos de cultivo y montañas rojas que nos hacían pensar en desierto norteamericano. Desayunamos al sol y cambiamos un poco la ruta que habíamos previsto, haciéndole caso al dueño del albergue.




Por paisajes que parecían planetas de ciencia ficción y carreteras vertiginosas preciosas, llegamos a las Gargantas del Dades. Ya el camino para llegar te deja sin palabras, sus paredes verticales y llenas de cabras son completamente impresionantes. Nos quedamos con muchas ganas de hacer una ruta por allí. Así volvéis.




Del Dades al Todra

De las del Dades, deshicimos lo andado y nos fuimos a las Gargantas del Todra. La carretera te lleva a lo largo del enorme oasis de Tinghir hasta este lugar tan espectacular. El camino entre las dos altísimas paredes está asfaltado 😓, lleno de turistas y, por lo tanto, de vendedores ambulantes, pero ni así pierden las gargantas su encanto (o no todo).




Continuamos hacia Merzouga por la ruta del sur para ver las montañas negras y llenas de fósiles de esta parte del país. Tuvimos durante 45km a dos gendarmes en el coche, porque después de saltarnos un stop (escondido) en su cara, nos pidieron que los lleváramos a Alnif, que nos quedaba de camino, y nos olíamos que la alternativa era una multa (¡cuidado con los gendarmes y los radares en Marruecos!). 



Llegamos a Merzouga con el tiempo justo para encontrar al primo de nuestro amigo, dejar las cosas en el hotel que habíamos reservado, hacer una mochila pequeña y coger los dromedarios al desierto.

El primo de nuestro amigo resultó ser un señor en una moto-bicicleta que no nos llevó a ningún hotel, porque el hotel era su casa. Paseamos a toda su familia en el coche de una parte a otra de la ciudad, dejamos nuestras mochilas en el maletero en medio de la calle y nos fuimos a por los dromedarios. 

Ventajas: aunque no era exactamente lo que nos habían prometido, resultó que el tour en dromedario por el desierto de Erg Chebbi fue completamente privado, de más de tres horas entre ida y vuelta, y dormimos en un campamento que compartíamos exclusivamente con una familia bereber. Cenamos en la falda de una gran duna a la luz de las velas, escuchamos música típica con turistas de un campamento vecino y dimos un paseo por el desierto bajo las estrellas y la Luna llena. Por la mañana, madrugamos para escalar (a medias) la gran duna y ver amanecer, desayunamos con un gato que apareció entre la arena, nos hicimos amigos de un burro y volvimos a la casa del señor. Me duché como pude en un cubículo enano sin toalla ni sitio para posar nada, pero con agua caliente. Visitamos un lago cercano y pusimos rumbo a Fez, en nuestro último día en la carretera.





Fuimos parando en los miradores y pueblos que nos llamaban la atención, pero sin ningún lugar particular en mente. Vimos más oasis, valles amarillos, lagos de agua turquesa y montañas verdes de vegetación a lo largo del Medio Atlas. Atardeció antes de que llegáramos al famoso bosque de cedros lleno de monos salvajes 😥. Así volvéis.




Devolvimos el coche en Fez tras perdernos un par de veces y fuimos al riad. Una vez más, la decoración y el detalle nos sorprendieron. No nos dio tiempo a ver mucho, pero nos fuimos pronto a la cama para aprovechar el día siguiente, que era el último. Lo que no sabíamos era que mi señor compañero de viaje se iba a pasar toda la noche vomitando (Murphy, dos días antes habíamos estado hablando de cómo no habíamos pillado nada en el estómago) y que por el día no se iba a poder levantar de la cama. Vino un médico a verlo y yo me recorrí el zoco de Fez con el gerente del riad, buscando farmacias y bebidas que pudiera tomar. Quitando un par de excursiones más al zoco y a la Puerta Bab Bou Jeloud, yo tampoco salí mucho más, y por la tarde me empecé a sentir mal también. 

Pasamos la última noche en Marruecos rodeados de pastillas en la cama tiritando. 

Así volvéis. 💛

Pecas

Comentarios

  1. Hola! El post está genial, estoy organizando un viaje a Marruecos con un amigo, ¿Me podrías decir el Hammmam en el que estuviste, o el hotel en Dades? ¿Sabes cómo contactar con la familia que os hizo el viaje en camello por el desierto? Porque tenemos mirado un hostal pero por lo que he leído vale la pena la experiencia de dormir en el desierto (a pesar de que me parecía muy muy turística la cosa al principio, y por eso no me convencía mucho) si me puedes explicar qué te pareció y si lo recomiendas, estaría encantada!

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    1. ¡Hola!

      El hammam en el que estuvimos en Marrakech dudo que tuviera ni nombre jaja pero te puedo pasar la dirección. Según Google Maps, es: "Djane Ben Chegra, Marrakesh". La calle es bastante larga, el hammam estaba casi en el cruce con la calle "Rue Douar Graoua", enfrente de un pequeño parking. Si vais por vuestra cuenta, tendríais que comprar el jabón negro, los guantes para exfoliar y la arcilla antes de ir, en el zoco, por ejemplo.

      El albergue del Dades se llama "Auberge Des Jardins du Dades" :)

      En cuanto a la familia del viaje por el desierto, os recomendaría contratarlo mejor con hotel incluido. El precio es el mismo y tendríais ducha al día siguiente y una habitación cerrada donde dejar vuestras maletas. Los tours son todos similares, nosotros tuvimos la suerte de que nuestro campamento estaba vacío y estábamos sólo nosotros, pero fue por casualidad.

      Sí que dormir en el desierto es bastante turístico y todo el mundo lo hace, pero la experiencia yo creo que vale la pena. Ya veréis que es un desierto pequeño y que en Marruecos hay mucha gente jaja, pero os lo vais a pasar bien.

      ¡Espero que tengáis un viaje genial! ;)

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